Alejandro Motta – CEO Red Global de Mentores / VP Latín American Quality Institute
La globalización, impulsada por los avances tecnológicos en las comunicaciones, ha transformado nuestro mundo de manera sin precedentes. Sin embargo, este fenómeno, aunque brinda oportunidades, plantea desafíos particulares para las regiones menos desarrolladas, y en el caso de Latinoamérica, los empresarios enfrentan un reto singular en la gestión eficiente de sus negocios.
Con la irrupción de la inteligencia artificial (IA), un nuevo capítulo se añade a esta historia. Este avance tecnológico, mientras crea empleos en el primer mundo, amenaza con eliminar trabajos en el tercer mundo, poniendo a Latinoamérica en una posición de riesgo. Si los empresarios de la región no comprenden y actúan estratégicamente ante este fenómeno, podríamos enfrentarnos a un aumento significativo en los niveles de desempleo, pobreza e indigencia.
La dependencia histórica de la exportación de recursos naturales en muchos países latinoamericanos es una vulnerabilidad evidente. Es esencial que los empresarios y políticos comprendan que el futuro económico de la región no puede descansar únicamente en esta base. Se requiere una transición hacia una apuesta por la riqueza intelectual de las nuevas generaciones.
Las generaciones emergentes no solo abrazan una nueva visión de la innovación, sino que también exhiben un mayor nivel de conciencia. Están liderando empresas de triple impacto, que buscan no solo la rentabilidad económica sino también el impacto social y ambiental positivo. Este enfoque contrasta con la mentalidad de algunos empresarios más veteranos, quienes, en su mayoría, han seguido la filosofía de generar ganancias a cualquier costo y luego donar una fracción para redimir su conciencia.
La clave para prevenir el impacto negativo de la globalización y la IA en Latinoamérica radica en comprender que el cambio debe abordarse desde múltiples frentes. La diversificación de la economía, fomentando la innovación y proporcionando oportunidades de desarrollo para las nuevas generaciones, son pasos cruciales. Además, es imperativo que los líderes empresariales y políticos adopten una mentalidad sostenible, desarrollando el presente sin comprometer los recursos del futuro.
En este momento crítico, los empresarios latinoamericanos tienen la oportunidad de liderar un cambio significativo. Al integrar la riqueza intelectual, fomentar la innovación y abrazar prácticas empresariales sostenibles, no solo protegerán sus negocios de las amenazas de la globalización, sino que también contribuirán a un futuro más próspero y equitativo para la región. La decisión está en sus manos: ¿se aferrarán al pasado o abrazarán un futuro más sostenible y prometedor?