
Como un extracto de la reflexión presentada en la pasada XXXV Conferencia Interamericana de Contabilidad, celebrada en Antigua – Guatemala el pasado mes de noviembre de 2023, quisiera dejar algunas líneas en este blog.
El problema de investigación, se centré en entender ¿Qué métodos de reconocimiento y medición contable se identifican en los Créditos de Carbono de EEFF en Perú, Costa Rica y Uruguay?
En relación con el Protocolo de Kioto (vigente desde 2005) –acuerdo internacional que buscaba reducir las emisiones de gases de Efecto Invernadero enviadas a la atmósfera–, algunas empresas u organizaciones del mundo han debido o deseado, según el caso, reducir su huella de carbono, es decir, acortar la cantidad de estos gases que emiten. Cuando ya agotaron esfuerzos para hacerlo y todavía cuentan con una huella considerable, en la actualidad pueden recurrir al mercado de bonos de carbono para balancear este aspecto de su producción y neutralizar sus emisiones. ¿Cómo? Es sabido que, durante el proceso de fotosíntesis, las plantas y los árboles absorben dióxido de carbono y lo almacenan, retirándolo de la atmósfera. Específicamente en el sector forestal, a través de un extenso proceso de Validación y Verificación, un ente internacional cuantifica las toneladas de CO2 que secuestraron los montes y luego las empresas propietarias de dichos certificados de carbono pueden venderlos a otras empresas en otros rubros que así lo necesiten.
De esta manera, las organizaciones que compran los bonos pueden compensar por lo que contaminan para –neutralizar- sus emisiones. Un bono de carbono, denominado VCU (unidad de carbono verificada, por sus siglas en inglés), compensa una tonelada de CO2 que es tomada del ambiente.
Al cierre de los Estados Financieros, la entidad mide la emisión total y deduce sus derechos de emisión, independiente de cómo recibió tales derechos. Si ha comprado menos de lo que ha emitido, tendrá que comprar la cantidad faltante. A la inversa, si ha comprado más de lo que ha emitido, tendrá un excedente y podrá venderlo. En el Cuadro 1 se ilustra la relevancia de las emisiones que, para finales del 2021, según VERRA (2023) comprendían 1775 proyectos certificados, siendo 69% de Asia, un 14% de América del Sur y América Central, África 7%, América del Norte 6% y Europa el 3%.
Cuadro 1. Emisiones y capturas de CO2 por proyectos VERRA
Fuente: VERRA Registry (2023)
La decisión se encuentra entre elegir la NIC 38: Activos intangibles, NIC 20: subvenciones, NIC 37: pasivo contingente en la línea de la NIC 39: Instrumentos Financieros o NIC 2: inventarios. En esta línea, hay que destacar que las entidades no solo tienen la posibilidad de elegir cómo contabilizan los derechos de emisión, sino también cómo valorarlos, utilizando costo o valor razonable.
Bajo la aplicación de la NIC 38: Activos Intangibles, si requiere adquirir derechos de emisión al cierre de los EEFF, la entidad tendrá un pasivo intangible y necesita comprar para tener cero en balance con pérdida diferida. Si sucede lo opuesto tendrá un activo intangible que podrá vender generando un ingreso diferido. De ahí surge el concepto de ganancia y pérdida. Dependiendo de los valores iniciales y finales, la compañía pierde o gana.
La forma de clasificar los derechos de emisión propuesta por el IASB en la CINIIF 3 fue etiquetada en la práctica como no viable por aquellas empresas que deberían aplicarla argumentando que los múltiples propósitos para los cuales estos derechos habían sido adquiridos, no se verían correctamente reflejados en la contabilidad (Lovell, 2014).
La incorporación de este nuevo elemento plantea la interrogante de cómo gestionar sus múltiples usos ya que las organizaciones utilizan los derechos de emisión de diferentes maneras, ya sea para cumplir con la regulación, para compensar voluntariamente sus emisiones, para comerciar y obtener beneficios. Lovell (2014) destaca que algunas organizaciones han tomado la iniciativa en la producción de sus propios estándares para contabilizar los créditos de carbono.
En la práctica, se observa fricción en la interacción entre los diferentes agentes involucrados, la contabilidad financiera y mercados de carbono, donde convergen diferentes entendimientos y expectativas sobre el propósito y la identidad de los derechos de emisión. La experiencia técnica se divide entre el IASB (contabilidad financiera) y la Comisión Europea (mercados de carbono) que no han podido comprender la amplitud y profundidad de las implicaciones de la ausencia de estándares internacionales (Lovell, 2014).
La crítica más fácil de resolver con respecto a la CINIIF 3 es el desajuste derivado de reconocer los cambios en el pasivo por emisión en resultados y los ajustes en los cambios de valor del activo en patrimonio. Dado que los derechos de emisión son de naturaleza corriente y no de largo plazo, sería conveniente que las ganancias y pérdidas de este activo se reconocieran directamente en el resultado (Cook, 2009).
En abril de 2021, la Unión Europea emitió su Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa, que introdujo normas de información con vigencia en octubre de 2022 para las emisiones, alcanzando a grandes empresas y a las cotizadas. Tanto los inversores como las partes interesadas externas están exigiendo más y mejor información sobre lo que las empresas están haciendo para reducir sus emisiones de carbono (PwC – IETA, 2021).
Conjuntamente, a partir de 2024 estaremos aplicando las IFRS S1 y IFRS S2, cuya existencia busca ofrecer y asegurar a los inversionistas y empresas que estarán frente a un lenguaje común para elaborar y revisar un reporte financiero comparable. Este es un avance que debería continuar con todas las dimensiones de los temas que impactan en los EEFF, vinculados al cambio climático.
Si cada empresa u organización compensa sus emisiones, cuánto impactará en los costos operativos o en los costos de producción. Evaluar ese costo adicional, ¿hará que las empresas modifiquen sus procesos de producción? O ¿solo aumentará los costos? ¿habrá impacto en la rentabilidad? O ¿es factible transferirlo a precios de productos o servicios? El compromiso de las empresas y su transparencia requiere la preparación de Estados Financieros uniformes y comparables. Hoy, en términos de Bonos de Carbono, no contamos con estos elementos básicos para analizar el desempeño de las compañías y sus resultados alineados a las necesidades de información que la sociedad y los inversores demandan en nuestros días.
Norma Pontet Ubal
Reflexiones a partir del trabajo de investigación desarrollado: Reconocimiento y medición de créditos de carbono: análisis en Costa Rica, Perú y Uruguay.